CANELA FINA

Carlos E. Bilbao, 1949. Escritor. Me gusta la naturaleza; escribo sobre educación, sociedad, familia, política y literatura.

10 marzo 2006

APROBADO GENERAL (2)

El niño, el adolescente debe ser educado en la idea de que el aprendizaje es bueno de por sí, que capacitará sus potencialidades y le hará más feliz, por ser más instruido. Porque ese muchacho o esa muchacha sabrá lo que es disfrutar con la lectura de un libro, en lugar de perder el tiempo con el sinfín de opciones que ofrecen “los planes de ocio”, la técnica, comenzando por la televisión. O ni tan siquiera la técnica. Muchas veces nos encontramos con jóvenes con una actitud “autista” ante la vida, para los cuales, no hacer nada, no supone aburrimiento. Este perfil de alumno que acabo de describir no es el de un joven de principios del siglo XX, donde el mundo del trabajo los explotaba; es, más bien, el perfil actual de unos alumnos que acuden a clase sin saber porqué ni para qué. ¿Un ejemplo? El prurito de estudiar Bachillerato, o de llegar a la Universidad, cuando hay otros estudios que les pueden capacitar mejor para aprender una profesión con sentido vocacional, y triunfar en el campo laboral consiguiendo un puesto de trabajo, por cierto bien remunerado. (Obviamente me refiero a la Formación Profesional.)
Pues no señor: muchsísimos alumnos y sus padres prefieren cotas de alta intelectualidad. Y eso no es posible, porque intelectuales de verdad en un país como el nuestro no llegan al 20%. Esta tendencia produce, provoca un cañonazo hacia el fracaso escolar. Está mejor visto ser bachiller y universitario, pero no es la primera causa. Lo que hace elegir ese camino, para muchos sin retorno, es que no saben lo que quieren. Y así: las apetencias personales, la empatía de un grupo de amigos, el qué dirán, se convierten en las causas de elegir ese camino.
No pretendo afirmar que estudiar FP sea la solución, ni mucho menos. Los alumnos y sus padres tienen derecho a elegir, a orientar. Y puede que acierten muchas veces. Necesitamos personas con alta capacitación. Pero ahí están los datos; el logro social de la escolarización total en ciertas partes del Globo, no se ve secundado por la aparición en la sociedad de unos jóvenes cultos que saben lo que quieren y entienden por qué estudian.
Afirmaciones como las que estoy haciendo no pueden generalizarse. Pero, ¿saben por qué? Porque cada persona “es un mundo”. Personas muy informadas pero muy poco formadas.
Es obligatorio mencionar en este momento, que no en todas las partes de la Tierra existe la escolarización obligatoria, que ya es un logro en algunas zonas de mayor desarrollo, como hemos dicho. Muchos adolescentes del Tercer Mundo no han estudiado nunca nada, y a los siete u ocho años se ven sometidos a trabajos de adulto, como en Europa a fines del siglo XIX
Antes de que siga usted leyendo esta guía para personal desorientado, he de hacer la advertencia de que mi mente estará pensando en el complejo mundo de la Enseñanza Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional: todo en un mismo Centro. Durante muchos años he ejercido mi profesión en lugares con este tipo de alumnos, y rodeado de profesores con teóricas ganas de triunfar.
Zimon de Elea