CANELA FINA

Carlos E. Bilbao, 1949. Escritor. Me gusta la naturaleza; escribo sobre educación, sociedad, familia, política y literatura.

21 marzo 2006

LAS MEJORES NOVELAS DEL 2005

MacEwan Ian. SÁBADO. Anagrama. Barcelona, 2005. 328 páginas. Su novela, AMSTERDAM fue editada en España en 1999. No tuvo mucho éxito entre el gran público, pero ya era conocido en Gran Bretaña como un notable escritor. SÁBADO vuelve a reflejar - aunque más madurado todavía - el pensamiento, la visión que el escritor tiene de la vida, de las diversas circunstancias que rodean a nuestra civilización y al resto del mundo. Porque para esto escribe Ian MacEwan: para transmitir sus inquietudes, dudas u opiniones sólidamente arraigadas con el paso de los años. Con esta obra de MacEwan nos encontramos ante un trabajo de gran calado, explorando la mente y la conducta del ser humano. El escritor tiene la pericia de ubicar sus personajes, sus reflexiones, sus afirmaciones rotundas, dentro de un marco fácil y atractivo, con unos personajes arquetipo, pero sólidamente construidos. En este caso será una intriga terrorista y policial que irrumpe en la vida de Henry Perowne, eminente neurocirujano, una madrugada de un sábado que se prometía feliz y tranquilo. SABADO está construida con un notable e impecable estilo, que podía ser adjetivado como claro, penetrante, real, minucioso - virtuosamente minuciosos -. El escritor se abandona narrando su historia en tercera persona, pero en realidad está muy introducido en la mente del protagonista principal - Henry Perwone - que nos llevará por medio de sus cavilaciones y la asociación de ideas, a presentarnos toda una vida de una familia normal a lo largo de una generación, en un transcurso real de 24 horas: un SÁBADO. También es de hacer notar la pericia con que describe acciones sin importancia (un partido de skuash) para, por medio de él, adentrase en la psicología del personaje; o una complicada operación en el cerebro nos introduce en sucesos pasados, temores, momentos de dicha... Es realmente un buen escritor Lástima que su visión del mundo sea tan negativa: observa el egoísmo, el odio, la violencia o la injusticia... Pero no concluye que quizá el hombre tenga la posibilidad de rehacerse. Con un deje de ironía nos descubre su concepción materialista del mundo, que le lleva a un nihilismo en el que, ni tan siquiera los hijos son fruto del empeño educador de sus padres; ni pura genética. Es el azar el que preside el movimiento del mundo y de sus habitantes. Deja un regusto fatalista al que hay que someterse, y vivir lo mejor posible (dentro de un orden honorable) y acompañados por el amor de las personas que nos han tocado en suerte en esta vida. MacEwan limita el amor al eros, pero no absolutamente: hay algo en él que pesa sobre su conciencia y no sabe solucionar. Y es que existe el bien. Hay algo más que la mera materia, que trasciende al hombre y, a la vez le deja en libertad.
Zimon de Elea