CANELA FINA

Carlos E. Bilbao, 1949. Escritor. Me gusta la naturaleza; escribo sobre educación, sociedad, familia, política y literatura.

12 diciembre 2007

INFORMAR & FORMAR

Estoy pensando en la educación en general, no en los medios de información.

Siempre me ha producido cierta desazón escuchar a personas (padres, educadores), o a portavoces de distintos organismos a cualquier nivel, lo importante de la información. Tal es el caso de las drogas, del alcohol, de la xenofobia, de la responsabilidad en el estudio, la violencia doméstica…

Creo que caemos en un lugar común que, en nuestros días, está causando estragos en la población juvenil, que serán los adultos dentro de pocos años. Esto último no es una malaventura; ya, los que ahora son padres y formadores, fueron educados con el mismo prejuicio de la INFORMACIÓN. Una persona con información es una persona con opinión, se decía; podrá, de tal manera, emitir sus propios juicios, sacar sus personales conclusiones, deducir, en una palabra, los conceptos del campo del saber, porque, ésta, se piensa, es la manera de aprender de FORMARSE. Saldrán así ciudadanos maduros, capaces y responsables, etcétera, y mundo mejor, sin obstáculos entre las gentes se abrirá ante nuestros ojos.

Pues no. Me atrevería a llamar “teórico del área” a quien así piensa que se debe basar un entramado educativo del que son responsables los padres y el Estado. Informar puede estar bien (no siempre) para los adultos, pero saturar de información a cabezas en ciernes e, incluso, facilitar datos en esa información que son contrarios (para que elijan) es, cuando menos, una ilusión de memos. Y a las pruebas me remito: el desmadre europeo de la juventud con su fracaso escolar, excesos en drogas y alcohol, violencia compulsiva, sin reglas ni reglamentos y autoridad (ellos las denostan)... y un larguísimo etcétera de problemones personales.

Los países de nuestro entorno están llenos – a manojitos – de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que han sido o son víctimas de la INFORMACIÓN PARA LA FORMACIÓN. Y cuando un árbol se tuerce, y no estamos hablando de la primera infancia, torcido se queda para toda la vida.

¿Entonces? Muchas cosas. Primero despolitizar la FORMACIÓN a cualquier nivel o categoría. Después, que la INFORMACIÓN lleve aparejada un cómo se hace y por qué se hace. Y lo menos aceptado: la libertad. Si una persona se forma libremente ( y en realidad la formación dura toda la vida), será dueños de sus actos, desarrollará la capacidad de comprender, tanto la cosas como las personas, que pueden ser muy distintas de ellos, por ejemplo en el tema de las opiniones.

En España, a esta debacle la ha apuntillado el socialismo. Pero a cada uno lo suyo; hay que remontarse muchos años atrás de Felipe González. Estoy hablando de la década de los sesenta, de la aparición de la EGB, el BUP y la FP que en sí parecían inocuas, sin fundamentalismos, pero en realidad estaban bien rebozadas del aprendizaje deductivo y solamente deductivo. Bueno, esta afirmación es buena ¿no? Pues no. Porque al alumno en el colegio no se le enseñaba a deducir, ni se le decía para qué servia, y lo mismo en su casa. Y hemos salido como hemos salido: un conjunto de fatuos y engreídos que no saben la tabla de multiplicar, ni distinguir lo éticamente bueno de lo malo.