CANELA FINA

Carlos E. Bilbao, 1949. Escritor. Me gusta la naturaleza; escribo sobre educación, sociedad, familia, política y literatura.

24 septiembre 2007

LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA ES COSA DEL ESTADO Y (II)

Como decíamos en la zimonada anterior, uno de los temas nucleares por el que los políticos se pelean sin miramientos, es la enseñanza. Las causas de esta rivalidad, de este antagonismo, es el afán de poder que, en muchas ocasiones pretenderá dominar coercitivamente a los ciudadanos, amparándose en leyes injustas.

Si el gobernante tuviera presente que es un servidor del Estado, de los ciudadanos que lo componen, no existiría tal encono, ni tantos cambios en las leyes que rigen la educación de un país, como es el caso de España. ¿Por qué? Porque los servidores públicos, que sólo buscan en bien para los gobernados, han de defender la libertad y el pluralismo de ideas. Por eso decíamos al principio que la libertad de enseñanza es cosa del Estado, y que todo gobierno debe respetar.

Es una pena que se tenga que salir a la calle para defender unos derechos, como el de la libertad de enseñanza. Muy al contrario, el Estado y, por ende el gobierno de turno, debe reconocer como un alto deber el defender esa libertad. Y no aprovecharse de su mayoría parlamentaria, por ejemplo, para obtener leyes partidistas.

Todo esto es difícil; pero si no se hace se incurre en un grave pecado democrático: resultan obvios la conculcación de derechos, la negación de libertades y el abuso de poder.

Y lo tremendo además, es que el Estado tiene un deber subsidiario respecto a la enseñanza que, en primer lugar corresponde a los padres. Pero estos no están dotados ni organizados para educar a sus hijos en todas las ramas del saber, ni tienen elementos técnicos o administrativos para estas tareas que, repito, el Estado debe hacer frente en virtud de la ley de subsidiariedad. Y cuidado, no se puede escatimar este esfuerzo a centros educativos que no sean de la línea ideológica del gobierno de turno; sea cual sea el color y la posición.

20 septiembre 2007

LA LIBERTAD ES COSA DEL ESTADO (I)

Muchas veces pensamos y actuamos como si el Estado fuera algo ideal y quienes lo gobiernan unos privilegiados; y la posesión del poder un premio y una serie de ventajas de todo tipo. Es justo lo contrario: el Estado lo componen los ciudadanos; y los gobernantes de turno son unos servidores públicos, que procuran que todo funcione en el país según las leyes, teniendo como marco la Constitución y los llamados Tres Poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, cada uno independiente de los otros dos.

En principio, este planteamiento parece aceptable, entre otras cosas porque es democrático. Pero no es aceptado en la realidad; y el problema viene de la ideología de partido. Un político podría decir que su ideología de partido no es óbice para gobernar diligente y honestamente un país; pero de las palabras a la realidad diaria hay un largo y casi infranqueable trecho. Esto es así porque, en el fondo, cada ideología política busca el poder y la influencia, haciendo comulgar con ruedas de molino a los ciudadanos que no piensen como ellos. La actitud de servicio público queda oculta, incluso para los propios gobernados, que aceptan unas reglas del juego en la arena política muy lejanas del respeto y la tolerancia, por no decir de la honradez.

Así las cosas, ¿cómo se plantea un partido político en su programa defender todas las libertades ciudadanas? No podrá: su concepción de gobernante poderoso le llevará a intentar convencer, engañar, obligar intentando no salirse de un aparente juego democrático.

Ese no saberse en la práctica servidores es algo corriente en las naciones de nuestro entorno. Es entonces cuando la propaganda política, los slogan, los medios de comunicación y las encuestas centran gran parte de la actividad de los hombres y mujeres públicos, en vez de dedicarse a servir a los gobernados que les han elegido. Y cuanto más nucleares sean los temas, más agria es la lucha política. Por ejemplo, la enseñanza. Pero de este asunto hablaremos otro día.

10 septiembre 2007

EL TIRO POR LA CULATA

A MÁS DIVERSIDAD ÉTNICA, MENOR COMPROMISO CÍVICO

A Robert Putnam le ha salido el tiro por la culata. Se trata de un famoso politólogo, académico de Harvard, entre cuyos logros intelectuales está el beneficio de la diversidad entre los ciudadanos para hacer un mundo mejor. Algo así como la alianza de las civilizaciones. Pues bien, en un reciente estudio hecho por él mismo entre 30.000 personas de distintas comunidades (41), no le ha quedado más remedio que concluir, según los datos que, a corto plazo, cuanto mayor es la diversidad de las gentes, menor es la solidaridad y el compromiso cívico.


Comenta Robert Putnam: “Sería desacertado que un progresismo políticamente correcto negara la realidad del problema que supone la diversidad para la solidaridad social. Pero también sería desafortunado si un conservadurismo etnocéntrico y ahistórico negara que responder a este reto es posible y deseable.

Hay que mimar las leyes de inmigración para que sean eficaces y controlen los flujos migratorios, pero de nada servirían si no hubiera una actitud abierta ante las necesidades vitales de ciudadanos de otras culturas y lugares.

06 septiembre 2007

SÍ A LA VIDA... OTRA VEZ

No sé si han sido los grupos pro vida o los movimientos feministas. En todo caso, la beneficiaria es la mujer. El dato cierto es éste: “los próvida se han vuelto feministas”.

La afirmación se debe a que el movimiento pro vida, en su defensa por la salud y dignidad de la mujer, ha dulcificado sus eslóganes sobre el aborto, cambiando la imagen de los daños u muerte cruenta del niño, para centrarse en la ayuda a la mujer embarazada. De hecho no cambia nada, pero se hace patente el argumento“derecho a decidir” contra “el asesinato”, que se argumentaba hace unos meses.

Se trata de mensajes optimistas y comprensivos dirigidos a las madres. Y la nueva estrategia está comenzando a dar fruto: habrá menos abortos, en la medida que la mujer sea protagonista en las legislaciones del aborto.

03 septiembre 2007

LOS DOS MIL QUINIENTOS EUROS POR NIÑO

No se trata de un comienzo de protección a la familia.

Desde luego, han sido bienvenidos los 2.500 euros por hijo, pero el Gobierno ha navegado y legislado en dirección contraria todos estos años de mandato.

Ejemplos: la ley del matrimonio entre homosexuales; la reforma del IRPF; la nueva ley de educación; montones de promesas incumplidas...

Los ciudadanos no nos podemos dejar engañar por esta medida populista. Los 2.500 euros por niño nacido supone el 0,5 % del Producto Interior Bruto (PIB), cuando Zapatero había asegurado para estos cuatro años a las familias, el 1,5 % del PIB. La diferencia es de miles de millones de euros