LOS EXÁMENES Y LA SESIÓN DE EVALUACIÓN
No quiero entrar demasiado en cómo han de ser los controles de conocimiento del alumnado. Pienso que hay diversas formas de ir “obligando” a los alumnos a estudiar; y que muchos de esos sistemas darán fruto para unos y serán malos para otros. Creo que el secreto está en cómo se vende la “mercancía”. Es decir, el grado de interés que la profesora o el profesor haya sabido inculcar en sus pupilos. No quiero que caigamos aquí en cuestiones colaterales: indisciplina, desmotivación absoluta e incorregible, acoso e impedimento para poder desarrollar el programa, etc. Pensemos, más bien, en un centro docente donde las cosas marchan medianamente bien; no que sea una balsa de aceite, sino un lugar en el que cada día hay problemas, pero los profesores pueden impartir sus clases, y se sienten respaldados por la dirección. No existe tal lugar, me dirán muchos. Pues sí, yo los he visto; y los profesores no eran supermujeres o superhombres. Lo que sí suele pasar en estos “sitios” es que lo que se ha conseguido con notable esfuerzo es que haya cursos disciplinados y trabajadores, a la par que otros, en los que aún teniendo alumnos capaces, hay un grupo de, digamos el 50%, que no está por la labor de estudiar. Incluso en estos “sitios”, se pueden lograr zonas: “manchas de aceite”, cuyo bálsamo repercute en toda una Enseñanza: por ejemplo, los cursos de ESO - no siempre, lo sé -. Sin embargo, las “balsas de aceite” suelen darse más en la Educación Infantil - sobre todo en los primeros años -, aunque hay que tener más contacto con los padres y eso, lleva tiempo. Los años de ESO, repito, suelen ir de menos a más - en el sentido negativo - , en la medida en que se avanza en edad. Pero más adelante suele, digo suele porque no es siempre así, producirse en Bachillerato un intento de regeneración. Ya hemos hablado de él; y cómo el alumno que lo intenta se encuentra con muchas barreras, además de su personal pereza y desmotivación. No obstante son unos años en los que el docente debe alimentar la esperanza de que sus chicos o chicas adolescentes, puedan dar una respuesta positiva a sus desvelos por formarles en determinada asignatura.
Para esto no hay recetas. Todo depende de la capacidad del enseñante. De todas formas a lo largo de este libro se han ido mostrando aspectos concretos para la mejora del ambiente en la clase y aprovechamiento del tiempo, con el consiguiente resultado positivo en las calificaciones.